jueves, 24 de octubre de 2013

Ya oscurecía

Me gustó volver a verla, no la solía ver o por lo menos en persona, solo para cosas concretas.
-¿te gusta?-Sabía que se refería a las mechas rojas que se había hecho en su cambiante pelo.
-Me encantan- Me miró mal, cualquier cosa relativamente buena que le dijese le molestaba, y mala también, había que permanecer en una línea verdaderamente fina que solía sobrepasar hacia el primer lado.
-¿Los has traído?- Dijo inclinando la cabeza de tal manera que su mirada tenía que atravesar su flequillo.
-Esto... ¿no se supone que los traías tu?- Sonrió, yo ya había sospechado que era una broma y ella había adivinado que yo lo había adivinado, a eso jugábamos, a ir poniéndonos delante del otro.
Todo había empezado con un juego, cómo no, pero el primer juego, el más sencillo de todos, era el que aún seguía sin entender.
Nos habíamos hecho pasar por gente que no eramos, nos habíamos colado en multitud de sitios y habíamos llegado a robar y a romper cosas, cuando yo pretendía que se rindiese, le proponía cosas como que se desnudase y ella para mi sorpresa, tras vacilar, lo hacía. Pero ella siempre devolvía los golpes, no de la misma manera, claro, pero con bastante inteligencia, cómo cuando me retó a no volver a ayudar a una persona jamás.
Hoy era el último juego, y era perfecto, simple y a la vez con un punto de magia que no tenía ningún otro.
Sacó de su mochila dos cuchillos de mango rojo y negro y filo centelleante, preciosos. Me tendió uno, lo cogí y nos fuimos cada uno a su posición. Ese bosque no era ni el suyo ni el mío, lo había encontrado yo en medio de ninguna parte, era bonito y ninguno lo conocíamos, perfecto para la ocasión.
Nos acercamos al centro, tengo que reconocer que sentía un escalofrío por todo el cuerpo, yo era más fuerte, si, pero ella más ágil y deportista hasta las dejas, más igualado de lo que pueda parecer.
-¿Una última frase? Algo épico para que todos te recuerden- Sus palabras goteaban burla
-Oh, claro, pues "lo tengo claro"- El odio pasó tan rápido por sus ojos que por poco me lo pierdo, y se vengó.
-Fallaste la primera prueba y Eso nunca fue ni será, Iluso-
Ya habíamos calentado el ambiente, nos abalanzamos el uno sobre el otro, como en todas las peleas todo pasó muy rápido, esquivé el golpe certero, lancé tres a dónde había estado y no dónde estaba, la esquivé y aproveché para rozarle el brazo provocando sangre pero fue una estratagema con la que me dio en el pecho. Poco habíamos hecho pero ya estábamos agotados y con un impulso de renovada energía, me dio una patada, lanzándome el cuchillo lejos, desarmándome. Me apoyé contra un tronco, se acercó fatigada y a punto de matarme, no lo hizo y entre lágrimas soltó.
-No, esto no es así, tenías que ganar y matarme, no debo quedar solo yo ¡¿Ahora qué hago?! ¿me comporto como una persona normal en un mundo que no tiene la magia de mis sueños?
Puso el arma lentamente en mis manos y prometo que ese ya no era yo, haciéndole caso fui a por su pecho y como la luz de un rayo, agarró mis manos, giró el arma y me la clavó en el pecho, cortándolo todo a su paso.
Sí, morí, ¿no se lo esperaban por estar narrando esta historia? no se que fue de ella, quizá se suicidase, cuadraría con lo que me dijo antes de venir aquí, no se, o quizá solo quería volver a su mundo antes de aparecer yo, eso me hace sentir triste. Solo le digo que cuando venga aquí traiga mantas, el frío es insoportable.

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