Todo el mundo lo repetía, pero en el fondo nadie llegó a creerlo. Por eso todos se refugiaron aquí.
miércoles, 15 de enero de 2014
El Caldero de Murat
Hace tiempo, en un pequeño feudo, tuvieron muy malas cosechas y el señor feudal encargó que la poca comida se llevase al castillo aun dejando así a los campesinos a su suerte. Murat, el cocinero, hizo un guiso delicioso, el mejor que pudo hacer en su vida, a lo que el señor le dijo que hiciese todo el que fuese posible. Murat cogió el caldero más grande que encontró y cocinó, solo, toda la noche. Al día siguiente fue corriendo a su señor y le dijo que se le había caído un pequeño cristal en el caldero y que podía resultar mortal comérselo, que mejor lo tiraba. Alarmado, el señor mandó que viniesen todos los campesinos y que, en fila, fuesen comiendo un plato cada uno, para ver quien caía muerto. Todos los campesinos comieron y nadie murió. El señor, al ver que había sido engañado, expulsó a Murat del castillo y cuando este pensaba que moriría de frío en cualquier bosque, encontró todas las puertas del pueblo abiertas a él.
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