No caigas en la metaescritura, no
les gusta ni a ellos ni a nosotros, cae en un pozo mejor. Un pozo profundo, uno
en el que se te olvida que caes, te olvidas de la luz del Sol y descubres que
hay otra estrella bajo la tierra que lo ilumina todo allá abajo. No has muerto
en la caída, pero no recuerdas haber aterrizado. Pasan cosas fantásticas a tu
alrededor, pero tú solo puedes mirar ese solecillo que ilumina este mundo y en el
techo que tiene encima, que era suelo en el mundo del que procedes. No puedes
centrarte en lo que te pasa porque sigues siendo de fuera y piensas en todos
los pies que pisan el suelo y que ni sueñan con tener una estrella debajo.
Piensas en cavar en la tierra y encontrar un tesoro dorado de fuego sobre el
cual caer, pero no piensas en caer en la metaescritura, aunque tanto ella como
el fuego te devoran y te dejan sin ganas de seguir cayendo.
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