lunes, 19 de abril de 2021

La hermana pequeña

 Me llamó porque tenía miedo. Su madre no estaba y al entrar por la puerta me recibieron sus ojos y los de su hermana pequeña. Luego, mientras me servía un vaso de agua, me dijo que no me había llamado por ella, que no tenía miedo, sino por la hermana. En el salón se reunieron las dos, esperando que fuera a sentarme con ellas y a contarles historias. Cerca de las paredes desnudas había varios globos con forma de número. Por toda la casa había globos con números, cada pareja perteneciente a un cumpleaños, que en vez de tirarse se fueron acumulando celebrando fechas pasadas. Era una imagen decadente en realidad, mirar a alguien mientras miras los globos con los que celebraba su fiesta hacía dos años. A las hermanas les encantan mis historias, supuestamente son para la pequeña, pero la mayor bebe de ellas y ríe con más fuerza. Se acercan y me acarician las manos, son como criaturas mitológicas agradeciéndome en su mundo. Pero les va entrando el sueño y la pequeña se va, dándome las buenas noches y un beso en la mejilla. La mayor bosteza y me acompaña hasta la puerta, pero allí, cuando me voy a despedir, me coge la mano y me pide que me quede. En realidad está suplicando que me quede, sus ojos se vuelven dos lagos. Yo accedo, aunque no quiero, porque me dice que es por su hermana, para que haya alguien más en casa. No me suelta la mano y me lleva de ésta hasta su cuarto, donde me deja para que me desvista mientras ella va al baño a ponerse el pijama. Después apaga la luz y oigo como llora ya en la cama. Yo la abrazo, no me quedan palabras y éstas, cuando las uso, son siempre arbitrarias porque no sé qué decir, así que solo la abrazo. Ella me intenta besar, pero es un beso torpe y casi se ahoga con sus lágrimas. Yo la miro con seriedad, pero como no la veo en la oscuridad me la imagino. Ella me dice que no es su hermana quien tiene miedo, yo le digo que ya lo sé. Me dice que en realidad su hermana no existe, que todos aquellos globos de cumpleaños son de su madre y de ella y que su madre no está. Le abrazo y le digo que ya lo sé. Y la hermana, que no existe, nos mira desde un rincón, triste porque se quedará sin historias y triste porque no la podemos ver porque está oscuro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario