Mamá tiende la ropa y yo la veo tan blanca. Juego a perseguirla por entre las sábanas, buscando asustarla. Persigo su sombra con los dientes fuera, pero no la alcanzo. Al final veo su sombra quieta y me lanzo a por ella, pero tras las sábanas colgadas a quien encuentro es a mi padre que me mira con los brazos cruzados y el rostro serio, muy serio. Pienso que si descruza los brazos yo moriré al instante. Se da la vuelta sin decir nada y yo entro en casa sabiendo que le he decepcionado, dejando las sábanas secarse al viento junto al recuerdo de mamá.
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