Alexei confesó en una de sus
últimas entrevistas que Everdeile, su canción más famosa, estaba seguida de una
curiosa anécdota. Resulta que él ya era famoso y por ende bastante rico, fama y
fortuna que vinieron Everdeile, cuando se terminó con el asunto de los viajes
en el tiempo. Él tuvo ocasión de viajar justo en ese breve momento que hubo
entre que el tema salió del exclusivo control de los estados y se le permitió viajar
a civiles –civiles ricos, por supuesto–, pero antes de que se dictase el
compendio de normas que los vendrían a regular y que no permitirían hacer al
viajero prácticamente nada en su lugar de destino. Alexei viajó con un grupo
pequeño de personas a modo de viaje organizado y lo hicieron a la misma ciudad
en la que estaban y con un salto de cincuenta años atrás, buscando no
ambicionarse en uno de los primeros viajes de personas que no vestían batas
blancas o uniformes de camuflaje.
Llegaron a la ciudad y se
sorprendieron enseguida con nimiedades que habían vivido y olvidado. Carteles,
coches, noticias de los periódicos. Se encontraban en una arteria principal de
la ciudad y no cabían en sí del gozo mientras los vecinos del lugar les ponían
mala cara al tenerles por turistas borrachos. Alexei, sin embargo, reconoció
algo y se alejó del grupo y de la avenida, perdiéndose por calles cada vez más
estrechas que su mente había olvidado, pero sus piernas no. Al final dio con lo
que buscaba y se sentó en un banco a contemplar la casa que fuera de su madre,
y que en aquel momento todavía lo era. Vio a un niño jugando por allí y le
pidió que se acercada. Cuando éste lo hizo, Alexei le preguntó si conocía
Everdeile y el niño contestó que no, lo cual era lógico porque la canción aún
no existía. Alexei le preguntó al niño de ojos llorosos si le gustaría
escucharla y éste asintió. Alexei la cantó, al niño le gustó y el cantante se
marchó de vuelta a la avenida y a su grupo. El niño siguió jugando.
Años más tarde el niño se
encontraría estudiando para un examen cuando una melodía vendría a su cabeza.
Curioso, dejaría a un lado los libros para centrarse en aquella música a la que
seguiría una letra poco después. Así surgiría Everdeile, y el niño, Alexei, se volvería
persona de mucha fama. Todavía años más tarde, Alexei contaría esta historia en
una entrevista y originaría el pleito más famoso de la historia, en el que su
discográfica se negaría a pagarle por la canción alegando que él no tenía la
autoría sobre la misma, sino que ésta pertenecía al tiempo.
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