Un día me encontraba tranquilo, sentado en mi escritorio, y
me puse a escribir. La historia era insustancial, pero me sirvió para prestar
más atención a figuras en apariencia no importantes de la lengua española. En
especial me fijé en la figura del punto y final, porque, pensaba yo, si y a ha
terminad o el text o, cuál es su funci ó n, porq u e n o l
a t i e n e , a n o s e r
q u e s i r v a p
a r a
e v i
t a r
q u e
s e t
e e s
c a p e n l a s l e t r a s
No hay comentarios:
Publicar un comentario