miércoles, 17 de septiembre de 2014

La noche en Planetario

La película no había estado mal, pero habíamos salido demasiado tarde del cine de Méndez Álvaro. Carlos se fue a Conde Casal, cómo no, y yo me quedé con el bueno de Don Manuel, con el problema de que, aunque todavía había metro, yo no tenía dinero, así que le convencí de que me acompañase a casa y él se cogiese el metro en Arganzuela-Planetario. Pasamos por un depósito de la policía, el museo de un antiguo motorista, el Imax y llegamos al túnel. Llegados a este punto podíamos cruzarlo o atravesar el parque del Planetario, lo que yo sugerí, con la mala suerte de que en aquel parque mi orientación falló y el hecho de esquivar a cualquier persona por miedo a ser un ladrón nos condujo a una zona desconocida para mí en la que había pasarelas oxidadas elevadas por columnas de aspecto terrorífico al encontrarse iluminadas por la luz de las farolas amarillas. Nos perdimos dentro de lo perdido y por poco llegamos de nuevo al Imax, molestando de paso a varias parejas que aprovechaban la oscuridad de la vegetación nocturna, donde finalmente atravesamos el túnel y acabamos llegando a Arganzuela-Planetario, donde nos dimos cuenta que sería mejor que Manuel tomase la línea 3 para llegar a sol, lo que convirtió lo ya hecho en inútil y nos mandó al metro de Legazpi, donde mi amigo tomó el último metro, y yo me marché a la rivera del Manzanares a jugar con los patos y los puentes. Bajo la luz del sol no he vuelto a encontrar la pasarela oxidada que compite con los arboles en lo que a altura se refiere.




Este es un microrrelato presentado a concurso y pendiente de veredicto. Debía tener menos de 300 palabras y tener relación con el distrito de Arganzuela, por lo que conté una historia real.

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