martes, 16 de febrero de 2016

Juego con pegamento

Así, cosas pequeñas, como hojas o grandes virutas de polvo. Astillas, algo de tierra o los trozos que sobran de hacer un trabajo de manualidades con cartulinas también valen. La cosa es juntarlo todo, donde puedes mezclar ingredientes, y echarle pegamento en el centro. Debe ser un pegamento líquido, porque si es un pegamento que a su vez esté pegado al recipiente del que proviene —como puede pasar con el pegamento de barra o con una pistola de pegamento— se te pegarán a éste las cosas pequeñas estropeándolo e impidiéndote hacer lo que quieres hacer. Echas pegamento líquido al centro y lo juntas todo un poco más, que se toque, que se mezcle, que se haga una bola hasta que quede todo pegado. Se me está ocurriendo que si lo has intentado con una pistola de pegamento no tienes por qué tirarla, probablemente se te habrá pegado poca cosa, por lo que solo tienes que seguir apretando el gatillo para que siga saliendo pegamento y éste arrastre los ingredientes, la suciedad, lo que nadie quiere, como un río, un río lento y denso. También estaba pensando que si por equivocación o cualquier otra causa has utilizado pegamento de barra puedes subsanar tu error si no has sacado demasiado la propia barra de pegamento. El mecanismo de la misma es sencillo, quitas la tapa, giras la rueda de la base y el pegamento sale, giras la rueda en la dirección contraria y el pegamento vuelve. La experiencia me ha enseñado que solo los niños suelen sacar toda la barra, pero este juego no es para niños, y que los adultos aprenden que es mejor sacar solo un poco de la barra de pegamento porque sacar más no es más práctico y de hecho se te puede romper o dislocar de tal forma que luego, al poner la tapa, se te salga pegamento por las junturas de entre ésta y el resto del tubo. Bien, dicho esto pongamos que se ha empleado solo un tercio de la barra de pegamento y que ésta está ahora cubierta de ingredientes, de residuos, de suciedad o de “trozos”, entonces solo hay que sacar más barra, como otro tercio, coger unas tijeras y cortar ahí donde el pegamento es blanco a un lado y blanco al otro, sin rozar la tijera por donde hay cosas pegadas y aún menos cortar en mitad de esa zona. Este proceso conlleva en mi opinión tres problemas; el primero es que se pierde un tercio de la barra de pegamento, una perdida sustancial que además solo permitirá realizar esta acción otra vez más, porque siempre, además del tercio contaminado, debe haber un tercio sano; el segundo problema es que las tijeras —o cúter o cualquier otro medio que corte se me ocurre ahora— queda manchado con el pegamento, que siempre es sustancia densa y difícil o tediosa de limpiar; el tercer problema es que un tercio de barra de pegamento es mucho pegamento, lo que te obligará a mezclar bien los ingredientes en una masa o bola superior que deberá dejar el corazón de pegamento siempre en el centro, pero que aun así dejará algo de pegamento blanco a la vista perjudicando la imagen final. Empecé afirmando que el pegamento que ha de emplearse debe ser líquido y pese a que luego hemos visto que se pueden llegar a emplear otros tipos de pegamento, sigo recomendando el uso de éste. El pegamento líquido se deja caer desde arriba, así que no hay problema de que se toquen recipiente e ingredientes, y, muy importante, es transparente, no se ve, no le quita mérito al resultado final. Como ya he dicho se echa pegamento y se juntan las cosas, quedando una masa de cosas pequeñas pero juntas. Es probable que el pegamento que parecía suficiente en un principio no lo sea, así que es recomendable hacer girar la bola resultante mientras se van dejando caer otras gotas para asegurar su correcta unión. En el caso de que los medios utilizados sean pequeños trozos provenientes del ladrillo machacado o roto queda muy bien no emplear más ingredientes, es agradable el color anaranjado rojizo resultante, pero si se van a usar otros ingredientes recomiendo mezclar. Es muy probable que quede polvo en la figura final, se quiera o no, pero si se quiere que éste tenga protagonismo, que se vea bien, es recomendable acudir a los lugares donde la limpieza cotidiana no llegue a eliminarlo, pasar el dedo índice despacio, capturándolo con la yema, y tapándolo con la yema del dedo gordo para que no se pierda en el proceso de frotarlo para que se haga bola y dejarlo en el recipiente donde irán a parar más bolas resultantes del mismo proceso. Un truco recurrente y un tanto efectista es emplear un par de hojas pequeñas, finas, delgadas y alargadas, como pequeñas espadas. Ya para mayor trampa se pueden añadir estas hojas cuando la bola ya está prácticamente terminada, dando un aspecto francamente bello y desprovisto de todo mérito. Para terminar diré que mi ingrediente favorito, del que seguramente discreparéis, son los pequeños triángulos que quedan tras haber cortado cartulinas de colores un tanto gruesas. Creo que es una pena tirar estos restos sin darles mayor uso que adornar el fondo de la bolsa de supermercado que recientemente se ha utilizado como bolsa de la basura y donde, con total seguridad, estos trozos de cartulina quedarán en poco sepultados por cualquier otro elemento considerado basura que desde luego no será tan pequeño como para poder participar en este juego.

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