sábado, 30 de agosto de 2014

Calla y corre, pero mientras tanto ríe.

Y se escaparon, y sin pensar en lo que pasaría después, corrieron por la playa, riendo, como no podía ser de otra forma. Al llegar al agua él quería besarla, y ella quería chincharle un poco más, por lo que él la agarró y se zambulleron juntos en el agua, al salir, ella le llamó loco y después le besó.
Cuando salieron tiritando y con las cenizas de lo que fueron grandes sonrisas, les esperaban cuatro coches negros, nunca se volverían a ver, lo sabían, pero también sabían que sus cuarenta y dos minutos de gloria habían constituido la mayor de las historias de amor, no a ojos del mundo, claro, solo a los suyos propios.
Él recibió dos puñetazos en la tripa y a ella le pusieron una manta sobre los hombros, nunca se volverían a ver, pero lo que no sabía nadie es que ella estaba embarazada ¿por un beso? sí, por un beso, pues al parecer hay besos que embarazan.

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