La noche cayó como un telón, no, no, mejor cayó
como un cometa, o rápida como un rayo, o audaz como un ave rapaz, la noche cayó
como los años sobre la piel, aunque eso sea lento, o rápida y lenta a la vez,
como un accidente de tráfico que con impotencia y sin entender bien la
situación ves cómo va a ocurrir y, efectivamente, ocurre. La noche, negra como
el asfalto, cayó con un tenue manto de estrellas como un avión alcanzado en un
ala, como la primera gota de lluvia que te da en la cara, como la pelota que
rebota contra el suelo mientras el perro la persigue para devolvérsela a su dueño.
La noche cayó como el retumbar de mil cañones, como un marinero al mar y como
las olas sobre su barco. La noche cayó como una rana en la charca o una
bombilla al precipitarse contra el suelo, como un niño que se tropieza al
correr, y ante los ojos de su madre, se golpea en la rodilla para empezar a
llorar. La noche cayó como la piedra tirada sobre el agua calmada, como un gato
saltando al suelo desde el seto, como el ladrillo que se le escapó al albañil.
La noche cayó como el jarrón tan caro que, a medida que cae, produce horribles
caras entre los presentes, como un lápiz que sin mostrarlo está quebrando su
mina por dentro al chocar contra el suelo, como una chincheta que esperará ya allí
su momento para ser pisada por cualquier zapato. La noche cayó como un
periódico sobre el césped aun húmedo, como el ascua desde la chimenea quemando el suelo, como el billete de cinco que se te escapa
de la cartera.
Y así cayó la noche, aunque se me ha olvidado que
más iba a decir.
Bonita cascada de imágenes que van sucediéndose, una tras cosas, de forma ágil, rica, fácil, sugerente.
ResponderEliminar