Es curioso el callejón. La primera vez que entré,
al salir al otro lado, ya no tenía la cartera.
La segunda vez que entré, al salir, sentí mucho
frío por estar desnudo.
La tercera vez entré y salí por el mismo lado,
sentía una gran paz y el pecho desguazado.
Si pasáis por allí decidme si oís en la oscuridad
mis latidos.
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