domingo, 7 de diciembre de 2014

Negro Episodio (1)

-Oh, dios, por favor, no, no, te juro que no sé nada tío.
-A mi no me llames tío, hijo de puta.
-AAHH.
-Ahora coge aire y vuélveme a contar qué pasó aquella noche, a ver si resulta que se te aclara la memoria e hiciste algo más que quedarte en casa jugando a la play y matándote a pajas.
-Tío, es que no sé de qué me hablas… no ¡No! ¡Los alicates no!
-¿Qué alicates?- No es posible describir el grito que profirió el hombre atado a la silla.
Cinco minutos después, el hombre con el peto manchado de sangre le puso un trapo en la nariz al que había perdido la consciencia en la silla, y éste despertó.
-Cuéntame.
-Salí… salí con el Flaco, con Scar y con Boliche.
-¿Joaquín Vargas, Arturo García y Jaime Beirechea?
-Sí, sí, esos.
-¿Y?
-Y nada tío, fuimos al Seísmos y nos tomamos unas birras… y más tarde apareció la piva por la que preguntas.
-Irene Carrasco.
-No nos dijo su nombre.
-¿Qué pasó después?
-Le dijimos que si quería… venirse a una fiesta privada.
-¿Y luego la violasteis?
-¡No tío! Fue ella, te lo juro, estaba como poseída, nosotros no hicimos nada más que lo que nos pidió.
-¿Y os pidió que la mataseis?
-¡No la matamos! Se fue sangrando, sí ¡pero porque nos pidió que la pegásemos! te juro que después de eso no la volvimos a ver, yo por lo menos.
-¿Y entonces por qué me ha costado tanto sacarte esto?
-No sé tío, hay quienes dicen que murió, y otros que se cargó a un pavo ¡y el Flaco dijo que se lo comió! Nadie nos iba a creer, además nos sentíamos como culpables.
-Boliche, como tú le llamas, desde luego que sí, estoy aquí porque antes de morir, en el hospital, habló y os delató.
-¿Boliche la ha palmao? ¿y qué dices que dijo? ¡Gordo hijo de puta!



Jaime Beirechea confesó en el hospital y murió algo más tranquilo, los demás, bajo un poco de presión, respaldaron sus palabras. Arturo García, apodado Scar, al parecer tenía el epílogo de esta historia. Resulta que después del festín que se dieron con Irene Carrasco, él no había tenido suficiente y decidió seguirla, pero ella ya no quería más, así que él lo tomó por la fuerza, y cuando el guardia del descampado les descubrió, le mató, después se llevó a la señorita Carrasco a las zanjas del río y la enterró allí. Hace poco encontraron el cuerpo de Irene Carrasco guiados por la pista de un cadáver en descomposición que resultó ser el de Arturo García, alias Scar.



En mis manos tengo una foto de ella arrancada de una farola, entre las palabras "Desaparecida" y "si la ve, llámenos", se ve su rostro, sonriendo. La foto parece un extracto de una más grande, probablemente de una fiesta, si un psicólogo te preguntase qué te transmite esta imagen, probablemente dirías que alegría, nada más. ¿Qué te pasó, Irene? Ya sé que tú no elegiste morir, pero ¿qué te llevó a acabar así?

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