jueves, 11 de diciembre de 2014

Puzzle.

Acabo de llegar a la conclusión de que tú no eres exactamente tú, no eres una unidad personal, por así decirlo, sino que eres una confederación ¡o incluso una federación! de pequeñas cosas.
Estoy seguro de que sí que hay una tú, lo que yo conocí por ese nombre, en alguna parte de tu ser, ahí en chiquitito, en una habitación bonita pero tal vez pequeña, y que era ella, tú, quien me sonrió, habló y miró. Tal vez en aquella época tenías más poder sobre el resto de partes por haber ganado unas elecciones o algo así, ahora sin embargo, cuando sé que eres tú quien me habla, pareces más una portavoz, pues tus ojos no son velas, sino vigías, y tu sonrisa se asemeja más bien a un acantilado cuando estás en el borde, te asomas para ver mejor cómo rompen las olas y el malo, vestido de negro, se acerca por detrás sin hacer mucho ruido.
Bien, pues tus piernas deben haberse unido con un sistema pactista, pues siguen huyendo cada vez que ven el más mínimo problema. Tus ojos son anarquistas, pertenecientes al sistema únicamente por supervivencia, pero siguen pensando en marcharse y por ello no dejan de mirarlo todo y a todos, buscando una salida. Tus manos están tristes por no tener libertad, por eso están siempre frías. Pero lo más importante es el consejo de ideas que te gobiernan, un montón de confusiónes, pues el amor quedó fuera por ser demasiado joven y la indiferencia, con su gran dialéctica, suele convencer al resto para que se tomen sus decisiones.

Así que hasta que no vuelvas a gobernarte o directamente establezcas la dictadura de tu cuerpo, no quiero saber nada más de ti.

2 comentarios:

  1. Inteligente relato. Al releerlo pensaba que si fuera un cuadro sería cubista.

    ResponderEliminar