miércoles, 12 de abril de 2017

La isla

El blanco que rodea al radiador se ha tornado un blanco sucio. El negro dicen que ya no es negro, que han encontrado otro color. A la isla van llegando los desaparecidos, muertos y vivos, en barcos hechos para suicidarse frente a las playas. Las palmeras se preparan para ser taladas y una alondra, extranjera sin duda, canta las mañanitas a los niños mancos que tocaron una mina y que ahora tienen una renta vitalicia de piruletas. Los cazadores no tienen para comprarse pieles, por lo que recubren sus capas con cáscaras de mandarina. Las mujeres les miran mal porque el olor pasa de dulzón a desagradable, pero ellos imitan a los loros que imitan a los poetas y conquistan sus corazones, corazones que arrancan, meten en botellas y lanzan al mar en espera de que los reciban sus verdaderas enamoradas como pruebas de amor. Un elefante ha edificado un reino en la zona oeste de la montaña. Es un reino avanzado pero exageradamente elitista. El elefante ya es viejo y busca un descendiente, pero viendo que nadie está a la altura planea una guerra civil para morir junto con aquello que creó. También hay una niña que llora, y llorando la niña nadie consigue seguir con sus quehaceres o sus juegos, nadie puede acallar a la niña que suena lejos, nadie puede ni moverse.

No hay comentarios:

Publicar un comentario