lunes, 3 de abril de 2017

Pétalos de flor que no existe

Se pasó por aquí, venía soltando pétalos de liviana en las puertas de las casas.
—La liviana es la flor de los muertos —le dije.
—Lo sé —me contestó.
Y siguió echando pétalos.
—¿Por qué los echas?
—Porque es necesario.
—Pero no estamos muertos.
—Por si acaso.

Terminó el cesto y se marchó, no le volvimos a ver. Estuve atento y en la semana no murió nadie, tan solo fueron los pétalos, que no se habían retirado por temor, los que se pudrieron. Esperé en el porche a que volviera, pero como no lo hizo una noche tuve miedo y me marché. No escribí a mamá por temor a averiguar que le había pasado algo. Vagué buscando al hombre, pero la única pista era la liviana y me contaron que ésta se había extinguido. Al final, después de algún tiempo, me di cuenta de que en casa probablemente debían pensar que yo había muerto.

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