viernes, 16 de enero de 2015

El juego de los sitios del metro

Aquí en el metro jugamos al juego de las sillas, es fácil, cuando nos acercamos a una parada poco concurrida y una persona se levanta, contamos en alto "¡Uno, dos, tres!" y corremos al sitio vacante. Pero claro, la gente hace trampas, especialmente embarazadas y ancianas que, siendo más lentas prefieren no jugar y con todo el morro del mundo se sientan de pronto. También hacen trampas quienes, mientras voy por el "uno", se van a sentar directamente, saltándose todo protocolo, aunque a veces perdonemos a quienes portan un libro, pues un libro es un libro, a no ser que sea uno de esos libros que no son libros, a quienes llevan de estos les echamos del vagón, en marcha si es especialmente malo.
¿Ya sabéis jugar al juego del los sitios del metro? No es fácil, requiere habilidad, astucia y, sobre todo, poder contenerse las ganas de hacer la zancadilla o empezar con las patadas,puñetazos. dientes bailarines que describen piruetas por el aire... Aunque hay algo que sí está permitido y es realmente liberador, cuando acabas sentado frente a alguien con quien te has enfrentado en el juego de los sitios del metro, podéis empezar una lucha de miradas: miradas de rabia, miradas frías, de hielo, miradas de piedra, miradas palpitantes, miradas de "espérame a la salida", miradas de "soy superior a ti", también llamadas de superioridad o creída superioridad, en fin, una retahíla de miradas que como balas puedes ir disparando a gusto del soldado, aunque es recomendable mantener el tipo de mirada elegida en un primer momento, porque si te pones a cambiar lo más probable es que la otra persona mire hacia otro lado con una mueca que puede significar "está loco" o "es gilipollas". El juego de las miradas termina cuando a uno de los dos se le quiebra la mirada y aparta la vista.
Para terminar, contar cómo es el nivel de máxima dificultad del juego de los asientos del metro. Éste consiste en estar de pie entre dos hileras de cuatro sitios y cuando estos se vacíen al llegar a "Sol" o "Nuevos Ministerios", seguir de pie, contar rápido y en alto "¡Un, dos, tres!" y correr a sentarse cuando se abren las puertas y entra la marabunta.

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