Yo iba engañado, aunque no sé si me habían engañado
o me había engañado yo solo, es lo que tiene que te propongan un viaje mientras
ves nevar desde la ventana, que dices que sí a todo.
Porque nieve, no hablemos de viajes, hablemos de
nieve, nieve que ha caído primero en Madrid y luego aquí, a las afueras, frente
a mi ventana, nieve que ha hecho blanca la casa que miro siempre, casa para la
cual tengo preparadas obras de teatro y una de mis mejores historias, nieve que
se ve muy bien dibujada a la luz de la farola del callejón, nieve que antes era
lluvia que se veía igualmente bien dibujada a la luz de la farola del callejón.
Antes la lluvia y ahora la nieve parecen falsas, quizá sea el efecto de la luz
de la farola del callejón, parecen hechas por una de esas máquinas que se usan
en el cine cuando hay que hacer que llueva o nieve. Hoy mi madre ha ido al cine
y mi hermano ha estado pintando, hoy mi madre ha grabado una película y mi
hermano ha pintado un cuadro, hoy mi madre ha ganado un Oscar y mi hermano ha
pintado una obra de arte. “Qué artistas, che” diría Oliveira. ¿Y yo que he
hecho? Supongo que en la escala de antes empezaría anotando algo y acabaría
escribiendo una novela, pero no es verdad, ni lo uno ni lo otro. El otro día
estrené las botas, buenas botas en cuanto a pisar, pisas bien con esas botas,
cuando me afeité sin camiseta pero con pantalones y las botas aun puestas me
dije que parecía un militar, o por lo menos me lo imaginé. Pues hoy pensé en
salir a caminar, en subir al Cerro tal vez, pensé en calzar las botas, pero se
puso a llover y vi una película, aunque realmente vi dos, las dos de acción sin
trascendencia clara, solo que una me había dejado frustrado al no verla hace
cuatro años, así que supongo que he cerrado un círculo de la adolescencia o una
tontería similar. Hoy me he puesto a leer todos los comentarios publicados en
mi blog y he borrado dos que por algún error estaban repetidos, me he puesto a
ver si podía discernir quién era el autor de cada uno, y he hecho mal, porque
me he vuelto a topar con dos personas que en su momento comentaron, no sé quiénes
son pero que realmente decían cosas fuertes, para bien, sobre lo que habían
leído. Por eso mismo me siento mal al escribir esto, he cambiado, antes
escribía otro tipo de cosas, no sé si con peor estilo y de seguro con más
faltas de ortografía, pero eran más únicas a su modo, ahora escribo cosas más
largas, con un inicio y un cierre, que no nudo, pero eso no quiere decir nada,
ahora soy “mejor” a cambio de perder lo único bueno que tenía, creo que además
eso está relacionado de alguna forma con que últimamente escriba menos. En
reyes me trajeron unos guantes de medio dedo negros, unos guantes que yo me
había pedido, y resulta que a casi nadie le gustan, unos me dicen que son feos,
otros que son poco útiles, otros que si lo que quiero es usar el móvil hay
guantes de dedo completo con los que lo puedo manejar igualmente y otros que
eso son guantes de mendigo, pero qué se le va a hacer, a mi me gustan, sigue
nevando y mañana llevaré las botas. Eso tampoco me gusta, el truco fácil de
nombrar algo al principio de un texto y nombrarlo de nuevo por el final para
que guste al lector reconocer algo que ha visto antes, no me gusta y lo hago
mucho, creo que de hecho lo hago siempre. Iba a contar la anécdota de la clase
de música de hace tres años en la cual la profesora nos dijo que debíamos
escribir una historia en clase y que ella iría diciendo palabras relacionadas
con la música que deberíamos (debería existir “debríamos”) incluir, y cómo todo
el mundo hizo chapuzas inconexas mientras que yo logré formar una historia
coherente, una historia que además era de intriga o algo así, me sentí
especialmente bien por jugar con las palabras dadas por la profesora, pues usé “intervalos”
en una frase que decía algo así como “las farolas se encontraban a intervalos
regulares” en vez de emplear su significado musical, algo así hice también con “notas”,
pero me parece una gran pena no acordarme del relato completo. El otro día
escribí “lluvia” y ahora escribo “Nieva”, tal vez tendría que cerrar esta
colección casual con “Vapor”.
Sigue nevando, los setos están blancos, los coches
están blancos y los tejados están blancos, pero el suelo está mojado y no creo
que cuaje.
No hay comentarios:
Publicar un comentario