miércoles, 14 de enero de 2015

Pero hombre, más cuidado

Sé que he estado ausente, pero eso no me parece motivo para que alguien entre aquí y en vez de leer los relatos como quien mira los cuadros de una exposición, lentamente, me paro, miro, si me gusta tal vez me incline sobre la placa en la que pone el nombre del cuadro y del autor, ajá, interesante, doy un par de pasos y me paro a mirar el siguiente cuadro, siempre con ese deje aburrido haga, sin embargo, lo que ha hecho, que se asemeja más bien a entrar en un cuarto y ver todo por los suelos, los cajones abiertos, hojas por aquí, hojas por allá... y es que me ha dado por mirar qué relatos se han leído y ¡hecatombe! alguien ha arrasado, pero ha arrasado mucho, se lo ha visto todo, aunque desconozco si con más o menos detenimiento, y es que claro, yo tengo pendientes muchas correcciones (ortográficas y gramaticales, las ideas no las toco, que eso sería como si pusieses a un pintor actual a retocar las pinturas de la cueva de Altamira), de hecho hoy, en una de mis múltiples evasiones del estudio (algo innato en mí, es como un sistema defensivo de mi organismo, cuando doy con algo sumamente aburrido mi cabeza se desvanece como humo que luego entra corriendo en mi cabeza de nuevo por las orejas cuando vuelvo a la realidad) se me había ocurrido hacer una especie de recopilación de escritos en la cual añadiría segundas partes y obras añadidas que siempre tuve pensadas. Así que ya sabe, desconocido, mire como miran los aburridos y los obligados, lea como leen los niños a los que les mandan una lectura que acaban aborreciendo, comente si acaso (cosas malas, sí, comente por ahí cosas malas, que eso siempre me hace escribir más) y, oh por favor, no me lea usted "Relato erótico" que me aparece como visto y se me suben los colores.

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