jueves, 3 de noviembre de 2016

Levántate ahora y mírate las manos, pues ya no tienes ningún valor. A mí no me mires, no quiero saber de ti ni de tu sombra, ¡llévatela lejos! Huye, huid los dos, marchaos y que os sepulten mil muros, pero no quiero saber más de ti. No quiero verte mirándome ni que me lleguen tus sonidos lastimosos que no oiré. No quiero saber de ti porque te desprecio porque te desprecias porque sabes que te debes despreciar, que es lo adecuado al caso, que es lo correcto. No me mires o te volveré ciego. Date la vuelta y mira tus pasos errados, tu desgracia, pero no me mires a mí, el espejo.

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