viernes, 3 de marzo de 2017

A la orilla de la fuente

Qué harás mañana cuando te detengas a pensar que la fuente se te hace monótona. Girarás en redondo y lo verás todo igual, como siempre, y por eso mismo, por ser como siempre, te vas a agobiar. Soltarás la cesta, que caerá al suelo en un precioso destrozo, y correrás a casa, agobiada no sabiendo por qué y queriendo quitártelo de encima sin saber tampoco cómo. Sabes que en ese momento me encantaría llamar a tu puerta, pero las cosas no funcionan así, si hay fuente y hay cesta es que yo no estoy allí. Nunca me perderás porque siempre te estaré pensando, pero llegará el momento en que me tendrás que buscar, porque habré huido lejos o tal vez esté frente a otra fuente, sentado mirándola fijamente, intentando descifrar su secreto y jugando tal vez, tal vez, a imaginar que me llamas al hombro.

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