Qué harás mañana cuando te detengas a pensar que la
fuente se te hace monótona. Girarás en redondo y lo verás todo igual, como
siempre, y por eso mismo, por ser como siempre, te vas a agobiar. Soltarás la
cesta, que caerá al suelo en un precioso destrozo, y correrás a casa, agobiada
no sabiendo por qué y queriendo quitártelo de encima sin saber tampoco cómo.
Sabes que en ese momento me encantaría llamar a tu puerta, pero las cosas no
funcionan así, si hay fuente y hay cesta es que yo no estoy allí. Nunca me
perderás porque siempre te estaré pensando, pero llegará el momento en que me
tendrás que buscar, porque habré huido lejos o tal vez esté frente a otra
fuente, sentado mirándola fijamente, intentando descifrar su secreto y jugando tal vez, tal vez, a imaginar que me llamas al hombro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario