Se abren las puertas del
aula y un sinfín de parejitas de zapatos entran entre murmullos y van a
colocarse detrás de sus pupitres. La puerta se cierra con un portazo porque
nadie la sujeta.
La puerta del aula se
vuelve a abrir y entra una pareja de tacones negros. Esta vez la puerta se
cierra sola sin hacer ruido. El murmullo de los zapatitos cesa mientras el
taconeo avanza hasta situarse al frente del aula.
Entonces uno de los
tacones levanta la punta y la deja caer dos veces. Inmediatamente varias
parejas de zapatos empiezan a golpear frenéticamente el suelo y así da comienzo
la clase.
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