sábado, 17 de mayo de 2014

Lalalacasitos

Cuando nos miramos al espejo vemos nuestro reflejo, pero este ha tenido que salir de nosotros para poder ser reflejado, por lo que en realidad estamos viéndonos en el pasado. Mi pasado aún me mira con media sonrisa y ojos tristes. Me parece curioso, tal vez llamativo, que apenas haya soñado contigo, e irónico que dos de esas pocas veces hayan sido esta semana. Pero no eran sueños imposibles, en ellos no aparecía el renacer de algo que ya no existe, simplemente hablábamos, me contabas cómo te habían ido las cosas y al hablarme la desmentías a ella, la que dijo "déjalo, te ha olvidado".
Tengo que reconocer que desde un principio tenía un plan, y era magnífico, era un regalo de cumpleaños metido en un sobre que llegaría a tus manos a través de otra persona, y tú, antes de nada, podrías decidir si abrirlo o no. Era un regalo especial, pero esa persona al final dijo que no era buena idea y me sentí como en una alfombra roja en la que pasan celebridades, y la gente grita de emoción al otro lado de las vallas, y entonces se baja del coche una famosa con un vestido precioso, y un niño salta la valla queriendo entregarle un regalo que torpemente ha hecho con sus propias manos, y corre hacia ella y entonces los guardaespaldas se le echan encima, y ella sigue andando, ajena a lo que acaba de ocurrir. Probablemente ella no hubiese querido el regalo, pero así nunca se sabrá.
Siempre me gustó hacerte detalles, y esta vez pensaba hacer que te cantasen cumpleaños feliz con un poema de Mario Benedetti llamado Como siempre en el que mi agente debía sustituir la parte en la que dice "Aunque hoy cumplas trescientos treinta y seis meses" por los doscientos cuatro meses que cumples, pero mi agente se ha puesto enfermo de la garganta, una verdadera lástima.
En fin, no quiero importunarte más.
Feliz cumpleaños.

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