domingo, 4 de mayo de 2014

Los chicles de menta

A Párfulo Rodríguez le encantaban, le apasionaban, los chicles de fresa, pero cual era su desgracia cuando siempre le decían "¿Quieres un chicle?", y él "¿De qué?", a lo que respondían "De menta" y terminaba con un "No gracias". Párfulo odiaba los chicles de menta, pero eso tenía que cambiar, así que cogió una bolsa de chicles de menta, metió uno de fresa y la removió. Fue tomando un chicle cada vez que le apetecía, en los primeros segundos el paladar no identificaba lo que se le había dado, y más tarde: "oh... menta".
Fue acabándose la bolsa hasta la bolsa hasta que quedaron tres chicles, el de fresa aun no había salido.
Hizo una pirámide y cogió el que quedó arriba, resultó ser el de fresa. Lo degustó con placer, con un orgasmo de sabores en la boca. Más tarde, cuando le apeteció otro chicle, miró mal a los dos quedaban, "malditos mentas", ninguno podía ser ya el de fresa, ¿Qué iba a hacer con ellos?
Ahora, en los "¿Quieres un chicle?" "¿De qué?" "De menta", acepta una de cada tres veces.

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