El otro día, cuando me desperté a las cinco y media
de la mañana, pensé que los sueños deberían tener un filtro, una censura lo
llamé entonces. La razón es que había soñado contigo, pero en vez de como al
principio, cuando te encontraba en aquellas extrañas situaciones, como en la
casa del bosque o en la casa a medio dibujar donde de hecho no apareciste pero
sí tu familia, ese pertenecía a la segunda tanda de sueños, en los que
prácticamente me hablas contándome tu vida ahora, un poco tu día a día, que de
hecho lo narras con mucha fidelidad, tanta que si superpusiese lo que me dices
en mis sueños a tu vida real, cuadraría en gran parte, sobre todo la parte
sórdida y la de los moratones en el alma (moratones porque duele si los
aprietas pero de alguna forma muchas veces tientan de ser apretados). Una vez
despierto estuve pensando en estos segundos sueños, en tus monólogos, y acabé
pensando que quizá no eran tan malos porque no eran sueños que prometiesen
mentiras, sino que eran simplemente informativos, aunque ahora que lo pienso
algunas de esas verdades me asedian y me superan, por lo que, definitivamente,
son malos. Lo raro ha sido hoy, porque hemos vuelto a la primera tanda de
extrañas situaciones, y no solo eso, sino que soñé una parte, me desperté, me
volví a dormir y soñé la continuación, aunque tal como lo voy a relatar me
resulta imposible diferenciar ambas partes, como tampoco puedo recordar los
sueños anteriores, en los cuales está la razón de por qué formaba yo parte de
ese número de baile habiendo ensayado solo una vez y sin recordar el segundo y
tercer paso, que de hecho en el sueño iba pensando que ojalá otro bailarín (o
la bailarina que después del ensayo del sueño anterior no volvió a aparecer) me
los explicase rápidamente antes de salir al escenario, y así empieza el sueño,
llegando yo al lugar donde vives, aunque cambiado, por supuesto, a formar parte
de mi número musical.
Llegué andando por la carretera y había mucha
gente sentada o de pie en la acera que yo miraba, no sé por qué no miré ni una
sola vez a la otra acera, creo que porque de haberlo hecho no hubiese
encontrado nada, solo algo vacío que no tenía por propósito entrar en el sueño
y que de haberlo mirado probablemente lo hubiese cambiado todo transportándome
a otra historia. Frente a toda aquella gente me sentía ligeramente superior, en
parte por llegar de lejos a donde ellos vivían encerrados como en un pueblo
americano y en parte porque yo era uno de los artistas que iban a debutar esa
noche (que luego no fue noche, o por lo menos solo mientras estuve dentro del
recinto al que aun no he llegado en la narración, fue como si entrase cuando
anochecía y saliese por la mañana, pese a no pasar tanto tiempo dentro). Entre
la gente de la acera vi a un chico de mi clase con el que antes tenía relación
y ya no, y recuerdo que le saludaba en el sueño y pensaba que me entristecía
que ya no fuésemos amigos, sobre todo porque era por culpa de un tercero.
Cuando llegué al recinto pregunté a una chica que dónde estaba la entrada de
artistas y ella se rió, me dio a entender que aquello era un espectáculo muy
cutre y que podía entrar por la puerta principal, pero que si quería había una
puerta trasera. Dentro no me acuerdo muy bien que pasó, recuerdo que éramos
menos gente de la que deberíamos, y que preguntaba por los pasos que me
faltaban y me contestaban que ellos tampoco se los sabían muy bien. También
recuerdo que un compañero me lanzó una maldición de que tendría mala suerte y
yo una que decía que le escondía las baquetas (las de la batería, que no
entiendo por qué se desesperó por no tenerlas si en ningún momento apareció
dicho instrumento) y no sé si también le lancé otra relacionada con los peces y
otra que tenía que ver con los arbustos. Luego el número nos salió fatal, y yo
no podía dejar de pensar que luego te iba a ver, porque vivías allí y porque no
sé si habíamos quedado o es que teníamos que vernos pese a no ser noviembre (de
hecho al principio de uno de los sueños llevaba abrigo y me preguntaba por qué
si no hacía frío), pero como el número nos salió fatal pensé que en parte podía
tener que ver con la maldición, y como no quería que eso afectase a nuestro
encuentro le dije que la bolsa de plástico donde estaban sus baquetas y otras
dos cosas que había robado estaban debajo de la mesa redonda con mantelillo de
flores que había entre bastidores. Después no sé si pregunté por ti o sabía
dónde estabas, todo el mundo parecía conocerte, todo el mundo parecía estar por
la calle, quietos, andando o sentados, y yo, tras el espectáculo me sentía
libre, y así llegué adonde estabas. Entré en la cafetería y reconocí de reojo
tu pelo corto en una de las abarrotadas mesas del fondo, pero en vez de
acercarme me senté en una mesa más cercana a la puerta, con tres desconocidos
que sabía que eran tus amigos y con los que me puse a hablar haciendo fe de la
inmensa confianza en mí mismo que sentía en aquel momento. Esa gente no me
importaba, pero hablaba con ellos, les preguntaba y les caía bien solo porque
sabía que pasaría lo que pasó, y es que en un momento se quedaron callados, me
giré y ahí estabas tú, estando pero disimulando mirar a otra parte. Salimos de
la cafetería tú, yo, una de tus nuevas amigas y Julia, la cual no me había
saludado y a la que le pregunté si no le caía bien y no recuerdo si me dijo si
sí o si no, pero lo que sí recuerdo es que me dijo que cada vez que yo aparecía
causaba problemas, que el otro día no habías dejado de buscar entre los
arbustos y en las galletas oreo, lo cual se explicó de la siguiente forma, y es
que aquello ya era parte del segundo sueño, y entonces tú pensabas que era para
ti la maldición de los arbustos que le había echado al tipo de las baquetas, y
la de las oreo provenía de un teléfono escacharrado entre sueños. Sé que pensé
en la frase “han pasado muchos meses, Miguel” la cual interpreté en su momento
como un punto y final, pero en el sueño, en el único momento en que fui algo
consciente de que era un sueño, me dije que si eso era un punto y final, ¿por
qué te habías agobiado buscando en los arbustos una respuesta a una adivinanza
que ni habías entendido? Y sumando eso a cierto día de noviembre me dije que
quizá no era un punto y final, sino algo que no sabías cómo tratar. Luego
estuvimos juntos en un parque o algo parecido, pasaron cosas importantes que
ahora no recuerdo, y sé que al final empezaste a decir algo, pero por alguna
razón lo que me decías lo podía ver en forma de carta, como en las películas
cuando alguien lee algo y una tercera voz le dice al espectador lo qué está
leyendo. Entonces recuerdo que mientras tú empezabas a hablar yo bajaba
instintivamente bastante más abajo en el texto y leía (que más que leer me lo
recitaba tu voz) una parte en la que decías cosas propias de una adolescente a
la que le empieza a gustar un chico, pero te referías a un tercero, por lo que
dejé de leer, me sentí caer y entonces desperté.
Llamo a esto “Morfeo” porque he visto que una
chica comentaba que había soñado con chocolate y que al despertar el desayuno
no estaba hecho, de tal forma que insultaba al dios del sueño. Ahora recuerdo
que tuve esta noche un sueño anterior a los narrados, en él visitaba tu perfil
en una red social inventada y ahí veía unas fotos horribles en las que no
salías tú, pero que al haber hecho las fotos sabía que habías participado en lo
que veía, y yo me sentía como se debe sentir un padre cuando descubre que su
hija se ha hecho mayor mediante a algo horrible que pueda descubrir, que tal
vez no sea tan horrible, pero que para él es un mundo. Una vez soñé con un
cofre lleno de billetes verdes y yo decía “cuando cojo algo en un sueño no está
al despertar, así que cogeré solo unos pocos billetes”, pero al despertar mis
bolsillos estaban igualmente vacíos. Hoy he soñado una cosa buena y una mala
respecto a ti, y curiosamente al despertar se invierten, lo malo es bueno
porque mis sueños eran fantasía y lo bueno es malo porque a la hora de la
verdad lo que ha ocurrido no ha pasado realmente.
Respecto a lo que dije de filtrar o censurar los
sueños no se puede hacer nada, porque de hacerlo estaría restándole poder a
Morfeo, le estaría restando poder a un dios.
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