martes, 30 de junio de 2015

La noche fresca

Salí al jardín por ver la noche fresca, y ahí estuve paseando mientras fumaba. Cuando ya había tres colillas en el suelo y la ceniza de una cuarta brillaba entre mis labios pensé que estaría bien apagarla tirando la colilla a la piscina, pero cuando llegué hasta ésta, en la noche negra, vi sobre el agua oscura la luna reflejada. Al momento quise esa esfera de luz roja y me lancé al agua por atraparla, pero cuando estuve en el centro vi que la luna me huía en forma de ondas que seguían siendo rojas, así que me mantuve a un lado de la piscina y esperé, paciente y empezando a sentir frío, a que el agua se recompusiese, y cuando lo hizo salté en un solo movimiento a atrapar la luna, pero ésta volvió a huir. Entonces tuve una idea, me situé donde estaba la luna cuando no se dispersaba y me metí bajo el agua. Buceando, al mirar arriba, veía la luz roja de la luna, temblando por olas cada vez más tenues, y entonces, cuando la luna estuvo quieta me impulsé desde el fondo a por ésta, pero ella me detuvo, como si tuviese manos, y me empujó hasta el fondo donde, tras luchar con su brillo rojo de luna, acabé muerto y ahogado.

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