Salí al jardín por ver la noche fresca, y ahí estuve
paseando mientras fumaba. Cuando ya había tres colillas en el suelo y la ceniza
de una cuarta brillaba entre mis labios pensé que estaría bien apagarla tirando
la colilla a la piscina, pero cuando llegué hasta ésta, en la noche negra, vi
sobre el agua oscura la luna reflejada. Al momento quise esa esfera de luz roja
y me lancé al agua por atraparla, pero cuando estuve en el centro vi que la
luna me huía en forma de ondas que seguían siendo rojas, así que me mantuve a
un lado de la piscina y esperé, paciente y empezando a sentir frío, a que el
agua se recompusiese, y cuando lo hizo salté en un solo movimiento a atrapar la
luna, pero ésta volvió a huir. Entonces tuve una idea, me situé donde estaba la
luna cuando no se dispersaba y me metí bajo el agua. Buceando, al mirar arriba,
veía la luz roja de la luna, temblando por olas cada vez más tenues, y
entonces, cuando la luna estuvo quieta me impulsé desde el fondo a por ésta,
pero ella me detuvo, como si tuviese manos, y me empujó hasta el fondo donde,
tras luchar con su brillo rojo de luna, acabé muerto y ahogado.
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