Una aguja que se mueve sin su tic-tac y que ni siquiera está
presente en la habitación. De hecho en mi casa no acepto ese sonido, no hay
aguja que funcione más grande que la de un reloj de pulsera. Sin embargo la veo
en su reloj: los números (del 1 al 12) son negros, el fondo blanco, la aguja
negra, el cristal limpio y el círculo de madera está barnizado. Noto cómo pasa
el tiempo, y no es que esté aburrido y se me hagan lentas las horas, sino que
el corazón me late deprisa y noto el tiempo pasar como quién ve el aire. La
música en mis oídos puede tener que ver, los libros que me custodian también,
pero creo que es algo más, creo que la luz del sol con las nubes, completamente
blanca, juega un papel importante. Hoy soñé muchas cosas y recuerdo gran parte,
he contemplado desde esta mañana cómo la broma que hizo María hace cinco años
se hace realidad de forma tan fácil que parece un chiste. Hoy me desperté y
leí, y escuché de la televisión, abajo, la música de una película, y me sorprendió
que esa música la había descubierto yo la semana pasada, entonces bajé, vi la
película y ésta me recordó a una chica que también había conocido la semana
pasada, entonces subí, encendí el ordenador y me habló esa chica. Esta mañana
ha habido tantas casualidades tan cerradas que forman un pentágono, además han
salido dos frases de mi boca que han sido perfectas, entonces todo se ha vuelto
tan genial, tan estático e irreal que he creído que podía ver el tiempo pasar.
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