martes, 22 de septiembre de 2015

No me convence este color

El hombre entró en la habitación en la que trabajaban los cinco pintores con sus monos blancos manchados, miró las paredes y comentó:
—No me gusta para nada este color. Pintad otra vez toda la habitación.
Y salió cerrando tras de sí.
Al cabo de unas horas asomó su cabeza por la puerta, miró las paredes, negó y desapareció. Este proceso se repitió varias veces más. Al final asomó la cabeza, levantó ligeramente las cejas y entró.
Las paredes de la habitación, tras muchas capas de pintura y productos químicos, había perdido todo color, y esto no hacía que fuesen blancas, ni negras, sino que parecían transparentes. Pero no es que se viese la calle o la habitación contigua, sino que parecían una pecera en la que flotaban todos los colores, todos.
—Perfecto —dijo el hombre—¿cuánto les debo?

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