domingo, 22 de enero de 2017

A beneficio de inventario

Ella le quiso aceptar
a beneficio de inventario
pero se olvidó
(que a veces pasa)
de descontar las deudas.
Y el corazón no se puede quitar
porque se perdió en la mudanza,
así que solo queda
quitar un brazo
o una pierna
o las dos manos
y meterlas en un frasco
para que así no escriba
porque es un incordio
que el escribir sea
el espejo
del alma.
Sin brazos ni piernas
sentado en un sillón
bien peinado,
bien vestido,
recortado
de fascículos caducados.
Y que como un reloj diga:
Buenos días
-a las siete-
buenas tardes
-al frutero-
buenas noches
-a la suegra-
y así se seque
y adorne el sofá
y adorne el salón
y adorne tan adorable
vida.
Pero igual se arrastra y salta
por la ventana
y descubramos todos
si en la caída te matas
o te salen alas.

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