sábado, 21 de enero de 2017

Era la historia de un viaje

Era la historia de un viaje. De alguien que estuvo tan cerca de lo que no podía tener que consideró que entonces solo le quedaba alejarse. Pero qué mal le hacen a alguien así los espacios grandes y vacíos, el eco que no acompaña y la nieve lisa, que no es sino una cartulina grande donde construir los recuerdos y la fantasía. El desierto no, el calor a uno no le deja vivir ni pensar. Así que acabaron quedando solo las ciudades bulliciosas, extranjeras, a poder ser, donde no hubiese lengua común y donde poder mantener conversaciones incomprensibles acerca de los árboles. Y así acabó el viajero, que nunca dejó de viajar, atado al ruido, el atronador sonido con el que cerrar los ojos y al final poder dormir.

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