sábado, 28 de enero de 2017

La parcela negra

Un señor noble tenía muchas tierras y algunas quedaban sin cultivar. Una parcela en cuestión, situada en la rivera oeste, tenía una tierra muy negra y fértil. No es extraño que en determinado momento un grupo de labradores sin trabajo y con agallas llegasen a esa tierra y empezasen a cultivarla, eligiendo bien el maíz, abriendo surcos en la tierra, escondiendo las semillas, cerrando la tierra y regándola toda. Entre tantas parcelas los campesinos pasaron desapercibidos hasta que dejaron de hacerlo, y así el noble les exigió explicaciones, contestando ellos que tan solo querían cultivar la tierra sin cuestionar que la propiedad fuese del señor. Sin embargo el noble les mandó mudar, ellos se negaron y éste ordenó abrir fuego. De la sangre de los cuerpos y de las plantas que no fueron recogidas, se murieron y se pudrieron, la tierra se volvió aún más fértil, pero así siguió, negra y sin tocar. Ni que pensar quiero de cuántos se pudieron haber alimentado del maíz que no creció.

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