martes, 10 de enero de 2017

Regalos

El otro día comprando regalos
encontré cosas perfectas
para quienes ya no están.

Ya podían haber dejado una
dirección
unos números en un papel
unas letras con indicaciones:
no llames al timbre
no hagas ruido
y, por favor,
desde luego,
no te folles al portero.

Que las casas modernas no tienen
chimenea
que el rojo tiene que entrar
atravesando los cristales
llenándolo todo
de sangre y de ilusión.

Y así quién quiere regalos
ni todo el oro del mundo
ni aunque sean a medida.

Mejor olvidar al mendigo
que trabaja un solo día al año
(una noche)
mejor olvidarte a ti
olvidarme a mí
que solo sabes elegir regalos
y no personas
con las que juntarte.



(escrito en la taza del váter,
con la tapa cerrada)

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