viernes, 7 de noviembre de 2014

fragmenta

...ahora eran ya 196 las piedras que llevaba sobre la espalda, pero aun así seguía llorando por amor. Da igual los latigazos que puedan caer sobre tu piel si ésta está ya insensibilizada por la maldición de que nada más te pueda importar. Algún día aquella gran obra de la humanidad estaría completada y él vería como la segunda mayor tarea de su vida llegaba a su fin, a un amargo fin.


El esclavo enamorado

1 comentario: