martes, 25 de noviembre de 2014

yo que sé

Hoy he pensado que los exámenes son como las historias de amor y me ha salido una bonita metáfora, pero en fin, eso ha sido hoy, no esta noche, y es que las noches en las que no duermo ni hago nada no son noches normales. Si no duermo es en parte porque mis sueños son el reflejo de lo que ya no está, no los recuerdo, pero cuando soy consciente de lo que sueño, siempre es genial, y así eran las cosas, había que ser paciente esperándolas, pero cuando llegaban, eran geniales. Ahora ni eso, ahora me tengo que contentar con el hombre del bus al que voy a empezar a acosar y los pequeños detalles que hacen de cada día un capítulo de una historia verdaderamente absurda e irreal (hoy tenía examen y, después de no pasar el bus de “y media”, el de “y cuarenta y cinco” se ha estropeado en la misma parada). Lo sé, si es que lo estáis pensando, últimamente no se compaginar adjetivos y me salen parejas que no dicen lo que querría que dijesen. Por cierto, el trío de cantautores que he descubierto está muy bien, sí, pero físicamente no son como deberían, y eso aun no he decidido si es triste o frustrante, creo que simplemente es molesto. Estoy harto de muchísimas cosas, lo que me hace volver a las cosas que había escondido en los cajones esperando a tiempos turbios, lo malo es que estaba preparado para una tormenta desoladora, pero no para esto, una seca y picante tormenta de arena. Pero tranquilidad, que hay algo bueno, últimamente estoy comiendo comidas muy ricas y me abrigo un poco, me pongo el abrigo negro con la pequeña mancha de pintura que consigo ocultar a cambio de los calcetines gordos, y eso me evita resfriados, también noto mis piernas aun más fuertes, con las que subo los escalones del metro corriendo y de dos en dos sin cansarme, y se me ha ocurrido empezar a utilizar “buena leche” en contraposición a la mala leche y el adjetivo “molotavo” que viene de cóctel molotov.
En fin, recordad, los catorce de febrero no son días especiales y en la Gran Vía hay que tener los ojos abiertos pues puede pasar alguien que conoces o alguien a quien querrías conocer.
Esto que estoy escribiendo nunca debería ver la luz, es la absurdez hecha 398 palabras. Pero claro, no lo voy a borrar, pues si lo borro ¿para qué lo escribo? Y también se podría pensar que, una vez escrito, para qué lo publico, y ahí daría toda la razón a quien me hiciese la pregunta, de hecho me subiría a esta silla, con cuidado de no matarme, que tiene ruedas, y aplaudiría enérgicamente, aunque en realidad no lo haría, porque hacer jazz parece muy fácil, pero ¡oh! no lo es. Estoy pensando en dedicar toda mi vida a estudiar un tema que no le interese a nadie y una vez anciano ser el mayor experto en el susodicho tema, y así cuando me detenga la policía gritaré con mi voz anciana “¡Suéltenme! ¡No saben quién soy! ¡Soy el mayor experto en x tema!” Me pregunto si habrá cátedras para x temas absurdos. Y ojo que reitero que esto no debería ver la luz.

Son la 1:23, una hora bonita para dejar de escribir lo que no debería ser escrito y mucho menos leído. Y, recordad, odiad y ser odiados, así crearemos un mundo peor y todo lo malo que digamos será verdad porque todo ya será completamente horrible. Si esta noche llueve no me voy a quejar, porque solo me quejo de que esto no debería ser leído.

1 comentario:

  1. Pues yo me alegro de que hayas escrito "lo que no debería ser escrito y mucho menos leído" porque a mí me ha parecido muy interesante.

    ResponderEliminar