sábado, 11 de octubre de 2014

Cielo llorón.

El cielo hoy se ha levantado celoso, o quizá se ha puesto así porque en un momento ha parecido que le iba a hacer caso. Es que a ver, hoy, entre el verde del jardín, un árbol ha estallado en llamas, ha estado bien, las hojas, de un rojo intenso, caían al suelo describiendo círculos, así que salí al jardín. Una vez el árbol estuvo apagado, empecé a recoger hojas frescas y a "clavarlas" en un seto, haciendo un mosaico, y después empecé a interpretar la danza de los árboles, ahí fue cuando el cielo se fijó en mí. Como hoy era día de luto, como cada x sábados, me encerré en casa a escuchar ciertas canciones y ver una película, sin palomitas que me dan sed y se acaban enseguida, y el cielo, que esperaba ansioso para jugar conmigo a la pelota o empujarme en el balancín, se puso triste. Llegados a este momento fue cuando empezó a iluminar el cielo con rayos continuos y, al seguir yo ignorándolo, rompió a llorar, muy fuerte, desconsolado, pero haciendo que sus lágrimas chocasen contra mi ventana, para que viese qué había hecho.
Al final me dio pena, por lo que cogí la espuma y la cuchilla y afeité mi piel hasta dejarla suave y en algunos puntos con heridas, entonces me quité la camiseta y salí al jardín, cerca del árbol de fuego, a que me mojase la lluvia, a que me mojase el cielo, a que me acariciase y así ya llorásemos los dos mientras la sangre se diluía entre tanta agua.
El cielo, gigante siempre presente que debe aguantar nubes, sol, luna, estrellas y aviones, el cielo que es tan grande y ve todo el océano a la vez, que ve a quienes se dignan a salir a la calle y a todos los árboles es el más incomprendido, solitario y triste. Pobre cielo.

2 comentarios:

  1. Espléndido, como la imagen de ese árbol en llamas.

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  2. Fresco y ardiente, al igual que las hojas de aquel maravilloso árbol en llamas. Sobre todo imparable, inigualable y polifacético. Gracias.

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