miércoles, 8 de octubre de 2014

No despegues si te vas a perder

Una vez me preguntaron si el ser humano se habría empeñado en volar si no hubiesen existido los pájaros, yo le dije que por supuesto que no, al igual que no se habría aventurado a pisar el espacio si no hubiese habido crustáceos espaciales.

Las historias de amor se están empezando a parecer al ajedrez, tranquilos todos que me explico. Yo antes no jugaba al ajedrez porque era el juego más analizado del mundo, hay libros dedicados exclusivamente a cómo empezar una partida, y pensaba que era una tontería entrar en ese mundo, ¿Para qué me iba yo a meter en algo que ha sido analizado hasta la extenuación y donde los líderes son líderes porque son invencibles a no ser que se trate de un enfrentamiento contra un ordenador? Hasta cada jaque tiene un nombre... Por eso yo jugaba a las damas.
Pues algo parecido le pasa a las historias de amor, las simples son simples, las complejas son delicadas y, aunque aun no se ha llegado a la cúspide, porque en este ámbito antes de alcanzarla cambiarían las cosas, las cosas nuevas o bien ya se han hecho, aunque no se recuerden, o bien son nivel edificio de diecisiete pisos blancos (este "nivel" es válido en una escala extraña que ya nadie recuerda)
Oye ¿De qué estoy hablando? Juro que me he perdido yo el primero, he tenido que releer lo que había escrito para cada nueva palabra que iba a poner ¿y eso de las historias de amor? ¿me estaba refiriendo a películas, libros y demás o a historias de verdad?
Puff, ya entiendo por qué algunos crustáceos se marcharon al espacio, es fácil entender quien cambia las olas por el silencio total, aunque cuando estás buceando debes sentir algo parecido a encontrarte allí arriba.

Bueno, que las historias de amor pueden ser completamente típicas y geniales ¿geniales? ah amigo, para quien las vive, sí.

Marco y Julia se conocieron en clase ¡¿Y hubo flechazo a primera vista?! No, solo eran compañeros, de hecho al principio eran compañeros formales, se hablaban lo minimísimo, pero no por nada, sino porque es lo que conlleva esa formalidad. A los tres meses de curso les sentaron juntos y, como Marco era bastante dinámico, ahí sí que hablaron y hasta se hicieron amigos de clase, de esos que se llevan bien pero no quedan fuera de las clases, ¿Y qué más? Nada, paciencia. El curso siguiente lo empezaron como el anterior, hablándose poco, pero convalidaron amigos y se vieron quedando los viernes juntos, aunque con otras siete personas. Fue entonces, el sábado siete de octubre de nosequeaño, el día que el grupo, en otra de sus fiestas, bebió demasiado, y ahí, entre borrachos, y ellos un poco también, Marco miró a los ojos a Julia y le dijo "me apetece besarte" a lo que ella contestó "¿y por qué no lo haces?", y se besaron. Dos días después quedaron para hablar sobre qué eran y ahí fue cuando decidieron salir, de ahí hasta la actualidad, que tienen dos hijos, una casa, dos coches y un perro muy viejo que está a punto de morir el pobre.
Fin.
Me voy con los crustáceos espaciales.

4 comentarios:

  1. No oigo ruidos de ruedas para mi por las mañanas. Son como pistas falsas del juego de encontrar. Haz que se callen pronto.

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    1. ¿Seguro que soy la persona más indicada para hacer que se callen?

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  3. A veces los juegos se vuelven complicados, duros y largos; tanto que a veces son interminables. Muy difícil de escapar de esa casilla y a punto de morir a los pies de la reina...pero si no arriesgas, habrás fallado definitivamente y no podrás retroceder. Cuidado con los peones, incluso los de tu mismo color pueden traicionarte e ir tras la reina para obtener el poder que desean.

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