martes, 21 de octubre de 2014

Cuestión de maletas

Yo quería escribir una historia alegre, pero me he dejado la maleta de las mismas en la oficina, pero en cambio no tengo por que poner entonces una triste, yo tengo muchas maletas, de hecho esa es la razón de que haya olvidado la maleta de las alegres en el trabajo y no que yo sea despistado. El problema es que cogí una maleta y luego pasé corriendo bajo un tramo de lluvia, por lo que la pegatina con el nombre de la maleta se mojó y se cayó, así que no sé qué esconde la misma. ¡Qué fácil sería abrir la maleta y ojear a ver que esconde! ¡pero eso es trampa señores! ¡oh sí, sí lo es!
-No, no lo es, es sentido común.
-¡Y a ti quien te ha dado vela en este entierro!
-Abre la puta maleta.
-¡Guardias! ¡Seguridad!
Pues eso, que tengo una maleta sin saber que contiene y...
-¿Si no sabes qué contiene por qué estás tan seguro de que no es la de los cuentos alegres?
-¡¿Pero te quieres marchar?! ¡Dominic! ¡Dominic!
-¿Señor?
-¡Te dije que te lo llevaras!
-Sí señor, espere un momento, es que se nos había escapado.
Pues eso, que no tengo ni idea de qué iba a sacar de la maleta, ojalá fuese una historia genial ¿sabéis por qué? ¡Porque se me han quitado las ganas de abrirla! Ala, hoy os quedáis sin historia, malditos entrometidos que se entrometen en lo que no es ni aun historia...
-¡Dominic!
-¿Señor?
-Devuelve esta maleta a mi oficina, y si ves la de los cuentos alegres tráemela y ¡por favor! guarda la de los cuentos tristes en el armario.

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