domingo, 27 de abril de 2014

De héroes va la cosa.

Antes yo no vivía aquí ¿sabéis? Antes vivía en un lugar que en aspecto se parecía a la Edad Media. Un día me marché de casa, pero mis padres, en vez de apenarse y decirme que no lo hiciese, se despidieron de mí de una manera seca y a la vez tierna, su hijo iba a estudiar para ser un héroe, no podían sentir nada, hasta que recibiesen la noticia de que había matado mi primer monstruo, entonces ya se podrían sentir alegres, en caso de que yo hubiese muerto, solo habrían tenido que tener otro hijo.
Mi maestro era uno de manual, alto, fuerte, con una pequeña barba, serio, cortante pero en el fondo profesando un inmenso amor hacia mi persona, con una historia oculta tras sus cansados párpados y, cómo no, siendo matado heroicamente por una vil criatura para que yo gritase "¡NOO!", le vengase y me levantase de entre los restos de la bestia habiendo aprendido ya mi lección. He de decir que este tipo de maestros solo tienen un uso.
En la actualidad, en este mundo, vivís con prisas, aterrados por el más mínimo error, vacíos. ¿Sabéis lo que me gustaba hacer los domingos por la mañana? Me encantaba respirar el aire fresco de la cima de la montaña, observar las preciosas vistas y lanzarme al vacío mientras desenvainaba la espada para caer encima de un dragón con el que luchar hasta el suelo. Luego silbaba, aparecía mi caballo, fuerte, inagotable y siempre impoluto, y me iba a rondar la torre de la princesa. En el mundo del que hablo, solo hay sexo en la versión X, sino solo coleccionas un par de besos y te hinchas a perdices, pero no importa, no hay nada como ir al paso con tu caballo y suspirar por una princesa que sabes que suspira por ti.
Otro pasatiempo es el de pensar frases como "Y no vuelvas a pisar estas tierras, so granuja" o "Otra vez los buenos, desde el punto de vista de que nosotros somos los buenos, ganan" para cuando vences a ese enemigo al que te da pena matar pero que, cabezón él, no deja de robar, atacar aldeas o intentar secuestrar princesas, a las que paradójicamente siempre consigue secuestrar pero a las que deja en una jaula con un guardián, generalmente dragón, como si quisiese que alguien las rescatase...
Es posible que, viniendo de semejante genial mundo, se me pregunte que diantres hago aquí, bien, pues lo que ocurre es que las princesas de allí son muy guapas, muy finas y todo eso, pero son muy tontas, y yo vengo aquí a buscar una chica a la que secuestrar (secuestrar por primera vez ¿eh? que yo suelo des-secuestrar) y a la que llevar allí, luego quizá catalogue la historia de más de dieciocho y por primera vez el caballero se coma la perdiz.

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