martes, 8 de abril de 2014

Príncipe, truhan y prostituta.

Carlos es príncipe, pero como su padre es viejo, las preguntas se las hacen a él. Carlos, el príncipe, no conoce a sietesiete, un vulgar bebedor, jugador y encargado de los trabajos más peculiares. A su vez, sietsiete no conoce a Mauks, una prostituta que aun no ha comenzado con su nuevo trabajo, el de prostituta, digo. Solo como dato, Carlos y Mauks tampoco se conocen, aunque de niños al parecer intercambiaron miradas durante un momento ¿pero a quién le importa eso?

Carlos siempre ha sido muy suyo, muy delicado y muy "aaay" (sonido de suspiro que expulsa un aire que ya pesaba en los pulmones), por todo ello, los criados, los pajes y el mayordomo le han llamado siempre afeminado, a él no le importa mucho, solo le importa, y de hecho le acuden las lágrimas a las comisuras de los ojos al pensarlo, que su vida es lisa, aburrida y sin expectativas de cambiar, de hecho las expectativas que sí hay son, en su mayoría, secas y el resto se conocen al detalle, limando toda posibilidad de sorpresa.

sietesiete (por cierto, es nombre propio pero jamás lleva mayúscula, ponérsela conllevaría un castigo tan severo que ni me atrevo a pronunciar, a escribir, quiero decir) quisiera ser guitarrista, pero sin dinero y sin apoyo de ex-familiares, compañeros de bebería y clientes de peculiares trabajos (estos tres grupos formarían su círculo social), no se puede.

Mauks no ve demasiado bien eso de trabajar de cortesana, que si se tiene que hacer se hace, pero no le gusta mucho. Las veces que sus compañeras de fulanería o anteriores compañeras de anteriores trabajos le han preguntado por su trabajo soñado, la vista se le ha puesto soñadora, se ha ido a las estrellas (siempre se lo han preguntado de noche, casualmente) y ha susurrado muy bajito, para si misma "quisiera ser princesa" y para evitar risas, a los "¿Qué has dicho?" ha estado respondiendo "esto... no lo se, nunca lo he pensado", curiosamente acabó de prostituta por esa fingida indeterminación.

Carlos no puede más, hace llamar a su único amigo y antiguo compañero de clases particulares, en las que estaban solos ellos dos, Gataneg. Le pide que le busque una salida, y él le señala la puerta. Después de dos horas, Carlos se hace entender, quiere dejar lo de ser príncipe, al "¡Pero por qué!" responde con "no es lo mío...".

sietesiete, fácil de encontrar, es hallado bebiendo, con aire filosófico, en la taberna Las Tres Velas y La Rana Verde. Le proponen un trabajo muy raro, diría "el más raro de su vida" pero es que hay cosas en su expediente difíciles de superar...

Mauks sale a dar un paseo en la oscuridad de la noche, si no está en el burdel no cobrará, pero tampoco tendrá que tratar con hombres babosos y gordos recién llegados de Las Tres Velas y La Rana Verde.

Carlos, al detalle de los detalles dictados por Gataneg, viste de negro, con sombrero de gran ala y con hollín en el rostro.

sietesiete, tapado por capa y sombrero, se adentra por un pequeño callejón...

Mauks, ya cansada de andar y viendo que se encuentra muy lejos del burdel, para un carruaje para subirse en él, este al principio parece que no puede parar, pero finalmente lo hace frente a la cabezonería de Mauks, y ella sube.

Carlos consigue salir por una puerta, y se cruza con otro personaje, también tapado, y piensa de él "joe, este sí que ha sabido dar pinta de pordiosero"

sietesiete se cruza con un hombre tapado con ropas negras de lo más caras, todo materiales exquisitos, le dan ganas de atracarle ya que está, luego recuerda su misión, se terminan de cruzar ¿Por qué llevaría ese hombre la cara llena de ceniza como si hubiese metido la cabeza en una chimenea ya apagada?

Mauks sube al carro y solo se le ocurre decir "oh, vaya". Una pareja, ambos desnudos, están... uno encima del otro... hay movimiento... jadeos... pierna por aquí... pierna por allá... sexo, vamos, mucho sexo. Una persona normal hubiese bajado, Mauks se queda para aprender cosas para su nuevo trabajo. En un momento se fija en una pila de ropa, de los desnudos, claro, y entre ella ve dos cartelitos, de esos que te pegas sobre el pecho en algunas fiestas para identificarte, en los que pone "Gataneg" y "Princesa".

Carlos llega a Las Tres Velas y La Rana Verde y sube a una bohardilla con goteras, manchas y una rata (el curioso caso de la rata que llegó a un séptimo), y mientras piensa en los colores y nueva decoración que le dará al lugar, comenta con aire relajado y feliz "hogar, dulce nuevo hogar".

sietesiete atraviesa la cocina, sube una escalera, recorre un pasillo... todo esto en la más absoluta oscuridad ¿eh?.. y entra en una habitación, allí se viste, aun a oscuras, con una ropa que le habían dejado preparada sobre la cama (bueno, vale, primero se quita una ropa y luego se pone otra, menos los calzoncillos, esos no se los quita, son los rojos de la suerte). Tras esto, recorre otra sucesión de pasillos y entra en una sala que suena a hueco.

Mauks tiene una idea... Gatonag y la futura princesa terminan con un "Aaaahhh" común, propio de un alto orgasmo, alto porque pertenece a las altas esferas. Entonces Gatonag sale del carruaje a fumar un cigarrillo, mientras sonríe mirando el cielo, próximo al amanecer, oye un grito proveniente del interior del carruaje y abre la puerta inmediatamente. Dentro hay dos mujeres, una vestida con las ropas ceremoniales de la ceremonia de la presentación (ay que lío) y la otra en ropa interior. Empieza a hablar la semidesnuda, acusando a la otra de ser una farsante ladrona. Cuando le toca el turno a Mauks, recuerda que antes de prostituta fue panadera, y antes de eso se encargaba de escribirles los discursos a políticos y aristócratas, por lo que, recordando su acostumbrado humor autoritario y brusco, comenta "Gatonag ¿Que idiotez es esta? ¡Aleja de mi vista a esta... esta... cosa! ¡Inmediatamente!" Gatonag, sin preámbulos, y aun con cara de sorpresa-susto-albaricoque, coge del brazo a la verdadera princesa y la tira del carruaje, para subirse él después y cerrar la puerta.

Carlos, ya mejor vestido pero no tanto como solía vestir en su anterior trabajo, se reune con la multitud. Es un gran día, ha muerto el rey (no quiero decir que sea bueno porque haya muerto el rey sino que... bah, da igual), se coronará al que aun es príncipe, supuestamente Carlos, y se le presentará a su prometida, la princesa, con la que acto seguido se casará, por eso es un gran día.

sietesiete se sienta en un asiento duro y frío de la oscura sala y piensa "bien, con esto de sentarme queda concluido mi trabajo, supongo que ahora vendrá el estirado ese a decirme que me vaya..." Pum, se encienden miles de luces, y se ve frente a cientos de personas, todas sonrientes. Una sonrisa especialmente gorda comenta "he aquí quien lleva oculto tanto tiempo a los ojos públicos ¡nuestro príncipe y ahora rey!", todos aplauden cuanto pueden y sietesiete mira hacia tras, dispuesto a aplaudir, pero solo ve una enorme pared dorada y el respaldo de un trono. "Mierda... me la han colado otra vez", pero tiene una idea. "¡Gente! ¡Mi gente! Seré un buen rey pero a cambio deberéis dejarme tocar la guitarra ¡y regalarme una guitarra ya puestos!", la gente se mira extrañada, luego vuelven a romper en aplausos.

Mauks, ahora en otro carruaje, este descapotable, sonríe y saluda a la gente, con una sonrisa y felicidad ensayadas desde niña, y ahora porfin reales.

Carlos piensa "mierda, no sabía que era tan guapa... en el retrato que me enseñaron de ella salía mucho más fea"

sietesiete, aun pensando en todo lo que podría sacar ahora que era rey, vio a la joven que entraba por la puerta, y se le fue la sonrisa.

Mauks, aun pensando en lo feliz que sería ahora que era princesa, vio al joven que le miraba de pie, de espaldas al trono, y se le fue la sonrisa.

Carlos, aun pensando en todo lo que podría sacar de la vida ahora que no era nada, y por lo tanto todo, vio a la pareja, se notaba que feliz, que salía al balcón y sonrió por ellos, luego se marchó a su nuevo hogar, silvando una canción, pensando en la decoración y en si Gatonag aceptaría ir a cenar con él aquella noche, bueno, con él y con la rata.

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