Yo, que dudo de mi existencia.
mis días, de dormir y de alegría.
y mis noches...
Mis noches de insomnio, donde los demonios, con bastón y sombrero, se ponen a bailar.
Mis noches, donde tu recuerdo, tan maldito, tan pétreo, se pone a cantar.
Demasiado cansado para leer, demasiado calor para dormir, demasiado frío para respirar
y ese bebé que llora, en mi casa vacía, y la madre que le canta y le acuna, una madre que no está.
Y tus ojos, tan serios sin sonrisa, me matan con tu mirá.
Una parte de mí coge las maletas, ya hechas, y se va.
Otra parte me mira con pena, deja un billete bajo la almohada, y se va.
La tercera se acurruca a mi lado, me susurra maldades y tristezas, entonces viene el sueño, y mi consciencia, se va.
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