domingo, 6 de abril de 2014

Tápik

Hace algunos años, Tápik salía siempre de casa pensando "hoy conoceré a la mujer de mi vida", hoy en día piensa "hoy haré algo realmente interesante". Tápik dejó de fumar cuando comprobó que no le proporcionaba ese estilo tan seguro que creía que le daría, ahora es adicto a mascar chicle. Hace un par de meses tiró todos sus calzoncillos y se compró unos nuevos, tipo slip, lo más gays que encontró. De hecho, ya que estaba, se compró pantalones de lo más marcados, camisas a cuadros que resaltasen su larga figura y delgadez, y un gorro rojo que aun no se ha puesto nunca.
Antes, Tápik jugaba al tenis, conducía cinco kilómetros por encima de lo permitido y acudía todas las semanas al cine. Ahora Tápik ha desarrollado una extraña adicción a masturbarse en lugares públicos sin que nadie lo perciba.
En las últimas siete horas le han llamado loco tres veces, y desde hace mucho tiempo va a psicólogos. Va a uno, le cuenta mil cosas y no vuelve, no busca ni curas ni respuestas porque no cree estar mal, solo cree estar diferente, quizá incomprendido.
Tápik llama mucho la atención, en todo lo que hace, de hecho suele hasta preocupar a la gente, pero lo curioso es que a si mismo solo le preocupa su forma de andar, tambaleante, como si siempre estuviese ligeramente borracho.

Yo conozco el futuro de Tápik, lo conozco yo y lo conocía su abuela, que en paz descanse. En el futuro, Tápik recibirá una paliza callejera, debido a su fingida homosexualidad, que le hará cambiar. La paliza incluirá un golpe en los genitales que le dejará estéril e impotente, todo en uno. Tápik se esforzará durante tres años en conseguir novia, y al no conseguirlo, esperará a que esta llegue sin esfuerzo alguno. Un día, Tápik decidirá volver a jugar al tenis, verá lo mal que juega debido al abandono del deporte y se deprimirá. Ese mismo día probará la mikeina, al grito de "solo una vez", y cumplirá su palabra, tomará una sola dosis y morirá por ello.
Pobre Tápik, no debió haber dejado de fumar.

1 comentario:

  1. Casi siempre que leo uno de tus relatos, lo primero que me sale es un ¡¡¡joder!!!. Desde luego que no se puede decir que sean aburridos ni anodinos. Son fuertes, originales,... Tampoco se puede decir que sean amables ni complacientes. Y siempre, siempre me dan que pensar. Sigue escribiendo, por favor...

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