Es de noche, son las tres y poco. Todos duermen pero yo no
podría estar más despierto. Pienso, veo una película y pienso, también escucho
de recuerdo algunas canciones de la película. Supuestamente me desahogo
escribiendo, pero me gustaría desahogarme pintando, que ya no dibujando,
pintando, y ahí por fin ya no me interesaría triunfar, solo aprender cómo
funcionan los colores, ver como paso un pincel por un lienzo y éste deja una
línea. Las letras son siempre tan monótonas… a veces no lo son, cierto, pero a
mí casi siempre se me desmoronan antes de llegar a formar castillo. A veces
pienso en el futuro, puedo pensar en futuros ajenos y adivinar muchas cosas,
pero me cuesta pensar en el mío, porque en él hay partes que hasta me cuesta
inventarme. Es tarde ya, quizá el sueño, aun tímido, va tendiendo ya telarañas
en los ojos, pero sobre todo me acuesto porque es lo que debo hacer, porque no
tiene sentido que esté de noche, con los ojos enrojecidos, pensando en cosas
amorfas de esas que se piensan cuando se necesita desaturar la mente. Si por lo
menos fumase, si acostumbrase a llenar estancias de humo, entonces sí podría
quedarme de noche en esta habitación de luz amarilla, y podría pensar cosas
claras, y podría, quién sabe, adivinar esos momentos de mi futuro que aparecen
todavía vedados frente a mis ojos rojos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario