lunes, 24 de febrero de 2014

Benvenuto.

-¡¿Pero qué es esto?!
-¿El qué señor?
-He mandado a los emisarios del Barón a anunciar sus escritos, ¡después de tanto contratiempo y depresión de este! y ahora... ¡Y ahora sacas unos escritos horribles que desordenan lo ensucian todo con polvo!
-Pe.. pero.. el Barón me dijo...
-Oh ¿Si? Dime dime ¿Qué te dijo el Barón en su benevolencia de niño pequeño?
-Pu.. pues que quería algo grande- y aquí se motivó y perdió algo de miedo- Algo que les llegase a todos y no les hiciese sonreír o aplaudir, sino que les cautivase el alma, quería algo grande, algo que perdurase y que...
-¡MENTIRA! ¡El Barón no sabe lo que quiere! ¡Es un niño pequeño! ¡El Barón necesita novelas largas con principio que enganche, nudo interesante y final inesperado! ¡El público no busca esto!-Le arrancó el papel de las manos y, arrugado, le empezó a golpear con él- ¡Esto no es "arte", esto no es "inteligente", esto solo es rebuscado porque eres idiota!- Lle empujó y le tiró al suelo.
Ya fue cuando el muchacho, con lágrimas de rabia en los ojos, se levantó, cogió el bolígrafo y pegándose al hombre mayor, acercando sus labios al oído de este, susurró.
-¿Ah sí? Pues ahora las historias se las escribes tú- Poniéndole el boli en la mano.
De un portazo abrió la puerta de la cocina y se marchó por el campo alumbrado alegremente por el sol.
Cuando se repuso, el hombre canoso murmuró.
-A ver que le digo yo ahora al Barón.

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