viernes, 16 de octubre de 2015

Y la niña

Y la niña se columpiaba tarareando esa canción tan triste que hacía llorar al padre en secreto, y el padre estaba en la cocina y se agachaba y pedía que la niña se callase. Y la niña se columpiaba lenta, con la mirada perdida, con ojos que jamás llorarían. Y el padre lloraba abrazándose las rodillas. Y la niña dejaba de columpiarse, dejaba de tararear, se le habría la boca y veía ante sí una luz brillante que se hacía cada vez más grande. Y el padre, con los ojos cerrados y aún abrazándose las rodillas, murmuraba gracias porque la niña se había callado.

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