sábado, 29 de marzo de 2014

Cuando suena el teléfono a la hora de la siesta.

Estaba yo viendo páginas para conocer a personas desesperadas con las que poder casarte cuando sonó el teléfono. Claro, ustedes no saben que pasa a esa hora, dos y media después de haber comido y una y media desde el fin de la sobremesa, pues se lo voy a contar, esa hora en sábado y domingo es una hora prohibidísima a la que poder llamar, es la hora de la siesta.
Claro, fue todo muy rápido, sonó, salté quitándome los cascos conectados al ordenador, sonó, corrí al teléfono, sonó, lo cogí.
-¿Sí?- pero claro, con las prisas se me escurrió el teléfono de las manos y mientras intentaba recuperarlo oí una voz de mujer y solo algunas palabras.
-Hola... ¿me oye?... teléfono... a... ante... bajo... con... contra... de... desde... en... entre... para... por... según... sin... sobre... tras... durante... y... mediante... ¿me oye?- Es posible que no me acuerde muy bien de qué palabras utilizó y lo haya rellenado con preposiciones, pero solo posible. Y claro, oír la palabra "teléfono" más el acento que utilizó aquella chico me hizo pensar que era una oferta telefónica y colgué.
En algunas películas de miedo, el teléfono suena y al otro lado parece no haber nadie, a la segunda vez de sonar y que nadie responda, la chica, porque siendo sinceros suele ser una chica, desconecta el cable del mismo y aun con esas suena, ese es el "chaan" miedoso de la escena, bien, pues mi cara fue como la de la chica de la película en ese momento, cuando volvió a sonar el teléfono. Avancé con cuidado, pero me di cuenta de que no lo debía dejar sonar, aceleré y lo cogí.
-...-No dije nada al principio- ¿Sí?
-¡Vamos a ver! ¡¿Por qué me has colgado?!
-¿No me ibas a hacer una oferta telefónica?
-¡Pues no! Y aunque así fuese ¿con qué derecho me cuelgas?
-Es que... bueno- Pero de repente me acordé del tema álgido del asunto- Espera ¡¿Con qué derecho te crees a llamarme a la hora de la siesta?!
-¿Con qué derecho? ¿pero tú eres tonto? ¡Son las cinco! Además, no te he visto yo mucha voz de dormido.
-Eso no importa ¡podía tener buen despertar! ¡y las cinco en fin de semana ha sido siempre hora de la siesta en mi familia!
-¡Pues en la mía no! si acaso en domingo ¿pero qué te costaba, ya que supuestamente te había despertado, colgar con educación?
-El que dormía no era yo...
-¡Con más razón!...
-¡Pero es que no hubieses colgado! ¡tenías algo que venderme!
-¡Que no soy operadora!
-¡¿Entonces por qué me llamas?!
-¡Pues por que me he equivocado imbécil!
-Ah... ¿Y a quien llamabas?
-¡¿Y eso qué te importa?!
-Pues ya que has llamado a la hora de la siesta me lo podrías contar.
-¡Pues! Pues a mi abuela... la llamo todos los fines de semana.
-¿Y está bien?
-Sí sí, si yo digo siempre que nos sobrevivirá a todos... tiene noventa y nueve años y mejor salud que yo.
-¿Tú tienes mala salud?
-¡Qué va!
-Entonces quizá ella sea inmortal.
-¿Pero que tonterías dices? Va a ser verdad que te acabas de despertar.
-Hombre, digo mujer, piénsalo, por poder se puede ser inmortal, solo que aun no ha habido ningún caso o no se dan a conocer.
-Tiene que ser jodido eso de querer renovarte el documento de identidad y que te tomen a broma el "nacido en 1492"...
-Por cierto ¿Cómo te llamas?
-Irene, ¿y tú?
-Yo Manuel, mucho gusto.
-Lo mismo digo.
-Te daría la mano...
-Y yo a ti dos besos...
-¿Te gusta leer?
-¿Y esa pregunta?
-No se, me apetecía continuar la conversación, es que desde que me has vuelto a llamar para echarme la bronca me has llamado la atención.
-Oh, que mono.
-Tengo una idea ¿Dónde vives? digo la calle, que por el número veo que somos de la misma ciudad.
-Calle Cobardía nº 13.
-Vaya, que exceso de confianza, yo vivo en la plaza del Rey Destronado, está cerca ¿Qué te parece si continuamos la conversación tomando un café?
-Pues... me parece perfecto, oye ¿Quién era la persona que dormía la siesta? ¿tal vez... tu novia?
-Que va, mis padres.
-¿Tus padres? ¡¿Pero qué edad tienes?!
-Dieciocho ¿por?
-¡Yo tengo treinta y cinco!

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