lunes, 10 de marzo de 2014

Qué cosas.

Hay gente rara en el mundo y hay gente que solo es rara en algún aspecto, esto afecta también al sexo.
Pablo conocía a Behire, habían sido amigos y a veces habían tenido algo, algo que ninguno de los dos habría sabido identificar, aunque tampoco hacía falta. Pero, y a esto quería llegar con la historia, un día Pablo empezó a practicar su hobby en público, algo tan simple como escribir. A Behire sus escritos no le parecían malos, pero tampoco le gustaban especialmente, pero lo que pasó es que un día Behire le vio escribir, boli en mano, y se excitó treméndamente. Asustada se marchó a casa pensando en qué había comido. Pero ocurrió otra vez el que le viese escribir, y se lanzó a besarle apasionadamente, y a él, que aun tenía la mano muerta sujetando el boli sobre el papel, le arrancó los pantalones, los calzoncillos y, olvidando cualquier preservativo, le yació.
Él descubrió que cada vez que Behire le veía escribir, o fingir hacerlo, sentía unas ganas imparables de acostarse con él, y él lo aprovechaba unas dos veces al día, exceptuando viernes, sábado y domingo, que eran tres y los lunes, que lo hacía solo una vez para mantener la sensación de que era el peor día de la semana.
El problema era, y es, que aun manteniendo sexo salvaje, no puede soltar el boli ni levantar este de una hoja de papel.

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