martes, 18 de marzo de 2014

Ohmm...

¿Que qué me gustaba de ella? Pues no lo sé, probablemente su nariz, tan larga... aun conservo la foto junto al puente de San Francisco, el cual no se ve porque lo tapaba su nariz, pero es que además, no solo es que fuese larga y curva, su mayor curva sin duda, sino que culminaba en una verruga tan bonita... tan morada. ¿Y qué decir de sus orejas? ¡qué graciosas! una era pequeña pequeñita y la otra a punto estaba de rozar el suelo, si movía bruscamente la cabeza me latigaba con ella. Me gustaban sus uñas, siempre sucias y mordidas, menos la del dedo índice, con el que acostumbraba a señalar a todo el mundo riéndose de las injusticias y penalidades, y señalar con admiración cuando alguien rompía las normas de la convivencia. Que guapa se ponía en sus ataques de ira injustificados en los que acababa con la vajilla y arrancaba el bidé del baño. ¿Saben que hobby teníamos juntos? aunque he de decir que yo me metí ahí por ella, cogíamos fuego y quemábamos bosques para luego ver cómo ardían en las noticias y ella, entusiasmada, mientras comía palomitas, me daba golpecitos en el pecho diciéndome "mira, mira, nosotros". Cuánto voy a echar de menos que su total de palabras no superase las ciento cincuenta, que se fuese de los restaurantes sin pagar, que no solo no se duchase, sino que de mil formas buscase el oler mal. ¿Saben que me hacía gracia? Que me pidiese que la llamase "Ángel", no sé... a mi me gustaba más llamarla por algo que empieza por la siguiente letra del abecedario, la "B".
En fin, cuánto la hecho de menos.

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